Probablemente nunca habían escuchado de ella. Después de todo, estamos hablando de una regla que ni es de México; es de Estados Unidos. Es más: ni siquiera podríamos decir que es una ley; en realidad, es nomás un pequeño apartado de 26 palabras. Sin embargo, la Sección 230 tiene la capacidad de cambiar para siempre el internet que conocemos.
La Sección 230 está en riesgo de desaparecer en cualquier momento. ¿La razón? Se apareció un delicado caso llamado Gonzalez v. Google que sacudirá el mundo digital.

Este es un asunto interesantísimo. Imagínense que podría derribar una de las piedras fundacionales de las plataformas de contenido. Esa Sección 230 es apenas de 26 palabras, pero le dio forma a los discursos en internet, permitiendo la existencia de las redes sociales. Al mismo tiempo, su futuro se discute en medio de una delicada historia de una joven que murió en un atentado terrorista en París.
La manera más sencilla para explicar qué es la Sección 230 es pensar que las plataformas no tienen la culpa de lo que las personas suban —o subamos— a ellas. Si alguien te dice “criminal” en Facebook, podrías demandar a quien te dijo “criminal”; pero no puedes demandar a Facebook por los insultos, las palabrotas o el daño moral que sufras en la plataforma.
Obvio, ese ejemplo es más falso que la manga. Sin embargo, sí sirve para darnos una idea de qué es la Sección 230 en Estados Unidos.
Se les conoce como las 26 palabras que crearon internet. Son bastante sencillas. En una traducción dominguera, dice: “Ningún proveedor o usuario de un servicio interactivo de computación podrá ser considerado el hablante o la fuente original de cualquier información entregada por otro”.
Esa Sección 230 permite que Facebook pueda albergar millones de usuarios sin ser legalmente responsable de lo que ellos compartan. Es una protección, también, para que no puedan demandar a sitios de noticiaspor lo que otros pongan en los comentarios de las notas. Si alguien sube un video ilegal a YouTube permite que puedan demandar a la persona; pero no a YouTube.

La Electronic Frontier Foundation lo considera la “protección más importante a la libertad de expresión en internet”. No es poca cosa.
Explican que, sin las protecciones de la Sección 230, las plataformas controlarían profundamente lo que dicen las personas. Otras, de plano, prohibirían cualquier comentario. Esta protección legal permite que existan espacios para compartir fotografías, videos, reseñas, opiniones o cualquier clase de contenido de usuarios. Las redes sociales no existirían.
Sin embargo, la Sección 230 tampoco es perfecta. Su falta de moderación de contenido permite que se aparezcan las peores partes de internet con total impunidad. También, por supuesto, permite que las plataformas se pasen de tueste y se laven las manos de todo lo que sucede en sus sitios.
Este “escudo mágico legal” creado por la Sección 230 ha permitido que las gigantescas compañías de redes sociales en Estados Unidos, como Facebook, Twitter, Instagram, Reddit, o Google crezcan hasta tener un poder, acompañado de inmunidad, que nadie —al menos hace 20 años— nos hubiéramos imaginado.

Ahora viene lo interesante, porque —apenas en 2023— la Suprema Corte de Estados Unidos comenzó a revisar un polémico caso llamado Gonzalez v. Googleque podría desaparecer la Sección 230. La historia de esa demanda es bastante delicada.
En noviembre de 2015 sucedieron los atentados terroristas de París. Seguro los recuerdan, pero si necesitan una refrescada: fue en aquella noche lo del ataque al Bataclan y las explosiones suicidas en las afueras del Stade de France, mientras Francia jugaba contra Alemania.
Ese día murieron más de 130 personas. Una de ellas era Nohemi Gonzalez, una estudiante de California, de 23 años, que estaba de intercambio.
Años después, la familia de Gonzalez demandó a Google —la empresa madre de YouTube— diciendo que la plataforma de videos había sido la culpable de que los terroristas de París se acercaran a contenido de ISIS. Ya saben, impulsando su radicalización.
La demanda, originalmente, fue desechada usando la defensa clásica de la Sección 230. Todo parecía un caso cerrado. Sin embargo, esta historia era diferente.
En una apelación del caso Gonzalez v. Google, los familiares de la víctima aseguran que YouTube usó su algoritmo para recomendar estos videos relacionados con ISIS. De modo que ya no sería simplemente la plataforma en donde este contenido ilegal existía; ahora, como lo recomendaban, serían también promotores de videos sobre terrorismo.
Otro detalle importante es que Gonzalez v. Google no es el único intento por desaparecer la Sección 230 en Estados Unidos.
A la par de esta demanda, también en la Suprema Corte, se discute un caso muy similar llamado Twitter v. Taamneh en la que las víctimas de un atentado terrorista en Estambul aseguran que la red social del pajarito tuvo una labor activa en promover mensajes que facilitaban la radicalización, o —como no lo moderaban— permitir que el terrorismo floreciera en su plataforma.

Además de estos polémicos casos, resulta qe todos los políticos han intentado quitar la Sección 230. Todos por razones distintas, pero vaya que lo están intentando.
Senadores del Partido Republicano —como el famoso Ted Cruz— han promovido leyes para quitar la Sección 230 asegurando que las plataformas de internet y redes sociales censuran a voces conservadoras. Alegando, entonces, que no deberían ser protegidas. Senadores del Partido Demócrata en Estados Unidos también quieren quitarla, acusando que no moderan suficiente los discursos radicales.
Donald Trump dijo públicamente que quería desaparecer la Sección 230 por la “mala fe” que le tenían las redes sociales, poco antes de bloquearlo. De la misma manera, Joe Biden también aseguró que la desaparecería.