El asunto con la inteligencia artificial se pone cada vez más ¿interesante? ¿espeluznante? ¿raro? ¿esperanzador? Hablar de IA está en tendencia debido a la popularidad de Chat GPT, la llegada de Bard y otras cosas de ese tipo… Pero quizá nada de eso se compara a la inteligencia artificial creada con células cerebrales humanas, o inteligencia organoide.
Si hicieron cara de “a ver, a ver, ¿Qué rayos?”, los entendemos. Hasta parece algo que escucharíamos en cualquier serie o peli de ciencia ficción, ¿no? Les explicamos de qué va toda esta onda.

Los más clavados en este asunto saben que la recreación de inteligencia artificial a partir de componentes biológicos, en realidad no es meramente nuevo. Pero es justo decir que está volviendo a agarrar fuerza, sobre todo tras la publicación de un reciente artículo en la revista Frontiers in Science.
Como les decíamos, el término ‘inteligencia organoide’ viene de un proceso de cultivo y ensamble de células cerebrales (y de otros órganos y células madre). Estas, a su vez, dan paso a estructuras humanas tridimensionales –más pequeñas que un órgano común– las cuales replican diferentes funciones humanas como el aprendizaje o la memoria.
Podríamos llamarle a esta inteligencia artificial a partir de las células cerebrales, una biocomputadora. De hecho, el estudio de esta inteligencia organoide llamó la atención recientemente gracias a la investigación que realiza el equipo del Dr. Thomas Hartung, de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Estados Unidos.
Como decíamos antes, el rollo este de la inteligencia organoide (también denominada OI) tiene al menos 10 años de haber comenzado. El propio Thomas Hartung comenzó su cultivo de células cerebrales y tejido de piel humano en el 2012, con cada uno de los organoides conformado por hasta 50 mil células.
“La biocomputación es un enorme esfuerzo para compactar el poder computacional y aumentar su eficiencia para superar nuestros límites tecnológicos actuales“, dijo Hartung en la actualización de su investigación publicada en Frontiers.
Nomás para que se den una idea, el estudio de Hartung establece que las células neuronales que se interconectan en el ensamble de los organoides, podría superar con facilidad la cantidad de información que almacena cualquier chip de una computadora actual. ¡Aguas, Apple! Ah, no se crean.
Y es que si bien las máquinas y la inteligencia artificial son capaces de procesar datos o números más rápido que cualquier persona, lo cierto es que el cerebro humano tiene una capacidad de aprendizaje y almacenamiento mucho más amplia. Como dice el estudio, los cerebros tienen un promedio de 2500 terabytes de almacenamiento.